miércoles, 15 de junio de 2016

El Repertorio Literario de Pedro J. Zamora Nessi

Pedro J. Zamora Nessi: Informático, aprendiz de
panadero, esposo y padre a tiempo completo.
    Cuando mis buenos amigos de Buscadores de Libros me contactaron para hacer esta lista, además de sentirme halagado, me sentí aturdido. Mi vinculación al mundo literario, hasta ahora, es la del pasatiempo, la del ávido lector, la del coleccionista de libros. ¿Qué aportes pudiera hacer yo, humilde profano, a una comunidad de lectores en continuo crecimiento? ¿Con cuál autoridad me invisto y digo: "señoras y señores, este es mi repertorio, mis recomendaciones, mis imprescindibles"?

    Mi profesión se aleja de los libros, los margina al tecnicismo; las actividades que realizo para ganarme la vida, también. Aunque, siendo justos, y haciendo un poco de memoria, no siempre fue así: en los años 90 fui reportero de artes y espectáculos del semanario La Tortuga, el periódico escolar.

    En aquel entonces recibí una recomendación literaria de un gran autor, cuando recibimos en el liceo la visita del escritor Eduardo Liendo y se me encomendó entrevistarlo para el periódico. Fue el día más vergonzoso de mi corta carrera en el periodismo, y al mismo tiempo, el más grandioso. Había leído “El Mago de la cara de vidrio” y “Si yo fuera Pedro Infante”; Eduardo Liendo era, y en cierta forma aún lo es, mi rockstar.

    Ante la presencia del escritor enmudecí. Tenía unos 14 años, no sabía que preguntarle, que comentarios hacer de su obra, de su vida, de sus inquietudes políticas o filosóficas. Era obvio que al no preparar la entrevista lo defraudé, lo pude notar en la desilusión de su rostro, en su mirada condescendiente. Un compañero, al ver mi mudez, acudió en mi auxilio y disparó varias preguntas del tipo: “¿Cuál es su equipo de béisbol?”. Mientras, vi fugarse entre mis dedos la única oportunidad de poder tener una conversación cara a cara con mi ídolo.

    Con la intención de redimirme, casi yéndose Don Eduardo, le pregunté: “¿Cuál es su novela favorita?”. Mirándome a los ojos, y sin tomarse un segundo de reflexión, contestó: “El lobo estepario, de Hermann Hesse”. La entrevista terminó, el escritor se fue, y la resaca ha durado más de 20 años.

     Ahora, que digerí el Tractat del lobo estepario, que crecí espiritualmente junto a Emil Sinclair, que sobreviví gracias a la sabiduría científica de Ciro Smith, que morí buscando las respuestas junto a Iván Ilich, que pasé la noche en vela por una alarma maldita, que me batí en duelo con tres mosqueteros un mismo día, que llegué a Denver desde Nueva York pidiendo cola, que me perdí en la biblioteca de la abadía, que aniquilé la esperanza en un puente esloveno, que navegué los siete mares contagiado por la obsesión del capitán Ahab, que evoqué esta anécdota ridícula de mi niñez, y que me inflamé con el espíritu épico de mis héroes... pudiera, no sin cierto recelo, ofrecer una lista de diez libros que han sido la brújula inconsciente de mis aciertos:
  1. El lobo estepario, Hermann Hesse.
  2. Demian, Hermann Hesse.
  3. La isla misteriosa, Julio Verne.
  4. La muerte de Iván Ilich, Lev Tolstoi.
  5. Si yo fuera Pedro Infante, Eduardo Liendo.
  6. Los tres mosqueteros, Alexander Dumas.
  7. En el camino, Jack Kerouac.
  8. El nombre de la rosa, Umberto Eco.
  9. Liubliana, Eduardo Sánchez Rugeles.
  10. Moby Dick, Herman Melville.

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