A mi padre |
En 3 décadas y media que llevo respirando el olor de
las bibliotecas de mi casa, creo que no he logrado leer ni un tercio de los
libros que mi viejo se dio a la tarea de "recopilar" con la fiel
intención de sumergirnos en la lectura.
Recuerdo el primer texto que mi padre colocó en mis manos,
fue, casi que obviamente, El Principito; luego Platero y yo; después no tuvo
necesidad de hacerlo nunca más porque a partir de esas fechas yo iba y
tomaba cualquier libro al azar, a veces guiada por mi hermano, preguntaba
si lo podía leer y si era bueno, confiando en la sabia experiencia de mi héroe,
mi papá, que siempre me decía "No hay libro malo".
Así comenzó una hermosa relación con los libros,
los tomaba, los olía, leía portada y contraportada, comenzaba a leer y me
transformaba, ¡sí!, me transformaba, me convertía en sus personajes, vivía sus
vidas.
Lo crean o no, he llegado a volar con Juan Salvador
Gaviota, he estado a punto de ahogarme con Luis Alejandro Velasco, me he
sentido "bicho" con Gregorio Samsa, sufrido el desamor con Eugenia Grandet
y Heathcliff, he querido "matar" a la abuela de Erendira, sentirme
etérea como Remedios la bella, he sufrido con Edipo, he llorado por el inocente
Santiago Nassar, me he desesperado con Florentino Ariza, reído hasta la
locura con Randall Patrick McMurphy, sonreído con nostalgia con
Scout Finch y compartido las aventuras de Tom Swayer y Huckleberry Finn, y una
larga (no tan larga como quisiera), lista de personajes que me han hecho
VIVIR.
Cada libro, cada historia me abrió una puerta, a
veces solo una ventana, a mi mundo de fantasías, donde moro y soy feliz,
donde sufro, lloro, río, canto, me asusto, reflexiono...
Y cuando regreso paso un tiempo en mi realidad
agotadora: trabajo, casa, estudios; mil cosas y poco tiempo; entonces, recuerdo
que puedo volver cuando quiera y a cualquiera de ellos, también a otros que me
sean presentados en la vida.
Sé que puedo regresar porque esa puerta siempre está
abierta para mí, un día, hace 25 años, me la abrió mi Padre. Gracias papá!
No hay comentarios:
Publicar un comentario